En mi entrada anterior os mostraba algunas imágenes. La diferencia entre aquellas y esta, a parte de la evidente (la temática) reside en la manera de tomar la foto. Las imágenes previas fueron producto de una mente calculadora, una mente que se detuvo antes de pulsar el botón, una mente que colocó la cámara justo en el punto que quería colocarla, con el encuadre y el enfoque que quería tener, y en el instante que deseaba hacerlo.
Sin embargo, esta fue totalmente espontánea; ví a mi amiga apoyada en la barandilla, y como si de un instinto se tratase, saqué la cámara e hice la foto, y he aquí el resultado.
En ocasiones, la improvisación es también muy amiga de la fotografía. Me ha gustado mucho.
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