domingo, 11 de diciembre de 2011

Joaquín Sorolla en el Museo San Pío V

La colección que exhibe el Museo de Bellas Artes de Valencia, sobre Joaquín Sorolla, uno de los pintores impresionistas valencianos por excelencia, es una pequeña muestra de poco más de cuarenta obras repartidas en dos salas contiguas de este museo.

La sede del museo, ubicada junto a los jardines de Viveros, es un gran edificio procedente de una matriz: la sede del Seminario San Pío V, construida en el s.XVII. Este edificio, que ha tenido muchos usos a lo largo de la historia, fue remodelado y adaptado para albergar la sede del Museo de Bellas Artes en 1946, ubicado antiguamente en el Convento del Carmen.

Aunque el edificio ha sufrido muchas transformaciones y ampliaciones, aún se conserva la Capilla del Seminario, de planta octogonal y que funciona como zagúan y distribuidor principal. A través de este hall, podemos acceder al Patio del Palacio del embajador de Vich(reconstruido en 2003 a partir de los restos guardados desde su derribo en la antigua sede del Museo), y a las diferentes salas de exposiciones permanentes y temporales.

En la planta baja, pasando a través de una sala que contiene gran variedad de retablos, accedemos a la Sala Sorolla, pintada en unos tonos entre azules y verdes y poco iluminada a excepción de las obras que reciben luz cenital blanca.



Nada más entrar encontramos las academias, esto es una serie de pinturas realizadas en su período en Italia como estudiante de la Academia de Bellas Artes becado por la Diputación de Valencia, con las que tenía de ‘demostrar’ su trabajo. Aquí vemos se aprecian sus primeros retratos(género predominante en la muestra), sus desnudos y su primer bodegón, curiosamente adquirido por su futuro suegro.




Aquí vemos sus primeros paisajes, donde la pincelada suelta e imprecisa empieza a marcar su estilo.




Avanzando hacia la otra sala, y enfrente de la entrada, se ve uno de los cuadros que más me ha llamado la atención, puesto que representa una escena costumbrista protagonizada por la burguesía; esto es es una escena que tiene que ver más con las escenas tradicionales y folclóricas de sus cuadros. Además es admirable, la precisión y el tratamiento que tienen los rostros y la ropa de los personajes.





En la otra sala, se encuentran una serie de retratos posteriores, en la que se hace palpable la madurez artística de Sorolla. En la mayoría de los retratos son personas del círculo familiar y amistoso de Sorolla.


En esta fotografía vemos un boceto para el periódico republicano El Pueblo, creado por V. Blasco Ibáñez, acompañado por una escultura del valenciano Mariano Benlliure. Estos tres valencianos mantuvieron una gran amistad que llegó a verse influida hasta en la temática de sus obras.




En la última sección de la muestra de Sorolla aparecen representados miembros de su família. A la izquierda aparecen representados sus suegros, mientras que a la derecha está Clotilde, su mujer, contemplando la Venus de Milo. Mientras que en el retrato de sus suegros habría que destacar la austeridad y el encuadre casi fotográfico; en el de su mujer se tendría que destacar el trato de la luz y la dulzura con la que está representado.





Por último, el cuadro de su hija María, en la que muestra la desgraciada etapa que su hija tuvo que vivir en un sanatorio por un brote de tuberculosis. En el cuadro se aprecia la profunda lástima y resignación del padre sufriente. El desencuadre de la imagen, el rostro pálido y débil de la niña, su mirada perdida, los colores fríos...; otorgan ese aire de tristeza que sufre el propio Sorolla.





Ya de adulta, su hija herederá la afición del padre y se iniciará como pintora. En la colección general del museo hay una obra suya 'La Chula', que sigue las líneas de la pintura de su padre.







1 comentario:

  1. A mí siempre me ha producido mucha emoción contemplar el cuadro de su hija enferma. Transmite tantas cosas con el pincel y el color. Muy bien por tu comentario.

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